Al final de una historia, y justo antes de otra, toda mujer se hace una promesa a sí misma.
Toda mujer promete y re-promete algo que olvida sin cuidado.
Yo, como toda mujer, me prometí que no volvería a enamorarme
NUNCA MÁS.
Sobra decir que, como de costumbre, fracasé.
No hay comentarios:
Publicar un comentario