miércoles, 28 de abril de 2010

Luna, Luna.


Me vigila, me observa. Tras la ventana brilla, noto como intenta llamar mi atención.

Cada noche su luz es más intensa, cada noche su albor es más puro.

Crece, crece y enloquece hasta estallar. Y vuelve a ser pequeña, vulnerable, preciosa.

Ella solo quiere que yo, con timidez, la observe desde aquí. Es feliz sintiéndose bonita, sintiéndose adorada.

Como cada amanecer desaparece, tímida y silenciosa, entre los árboles.

Intento retenerla en mis pupilas, aún así se que no es mía.

No soy capaz de asimilar que no soy el primero que muere por su ausencia, ni el último que renace con su luz.

Prisionero de su destello, ya ni quiero descansar. Nada temo, nada puede hacerme daño.

Sólo me preocupa el día que mis ojos no me permitan observarla una noche más.

Luna, Luna, hoy estás tan Llena de belleza... y tan vacía de mí.

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